Luego de meses tratando de adaptarnos a trabajar desde casa, buscando el espacio más adecuado, ese espacio que nos brinde privacidad y comodidad, muchos soñamos con regresar a nuestras oficinas y contar con un espacio que realmente cumpla con todas nuestras expectativas y nos ayude a desarrollar nuestro trabajo de manera más fácil y sin interrupciones.
Si bien lo primero que imaginamos es una oficina “segura”, en términos de bioseguridad, luego nos proyectamos a un ambiente que realmente sea inspirador, y flexible, pero sobretodo, nos sea funcional para nuestro tipo de trabajo.
Es por ello que hoy en día nosotros, como diseñadores, tenemos la tarea de crear espacios aún más funcionales para cada organización, incluso podríamos decir que para cada usuario, ya que las tareas a realizar pueden ser muy diferentes. Sabemos que algunos colaboradores continuarán trabajando de manera remota y solo asistirán a la oficina física para una reunión puntual, otros necesitarán un espacio de trabajo físico con un alto grado de privacidad, otros realizarán sesiones de creación o ideación en equipo. La clave está en ir conocer y analizar estas tareas, como y cuando las realizan, son individuales o en equipo?
Sin duda, las formas de trabajo han cambiado, no solo en cuanto a los espacios físicos, también en cuanto a las necesidades emocionales de los usuarios. Hoy, los colaboradores quieren tener más control de cómo y dónde trabajan y aquí estamos nosotros para entender esas expectativas funcionales y emocionales y crear espacios que no solo las resuelvan, sino que el cambio se vea reflejado en la productividad de la empresa.
*Fotos: Oficinas Microsoft Vancouver